
Soñamos una escuela…
Abierta y solidaria, que abrace la diversidad y el cambio. Una escuela dinámica, con la intención de transformar y transformarse.
Comprometida con el barrio, ofreciendo respuestas que mejoren la calidad de vida de quienes más lo necesitan.
Que forme corazones sensibles al dolor y la injusticia, más fraternos, solidarios y esperanzados.
Con una propuesta educativa transformadora, donde el discernimiento desde la mirada del más vulnerable guíe el aprendizaje, promoviendo el bien común y la autonomía.
Como un espacio de encuentro creativo entre docentes y estudiantes, donde juntos buscamos sentidos y significados en los saberes que vale la pena sostener y compartir.
Donde aprendemos con otros y de otros, con niños, niñas y jóvenes como protagonistas de su aprendizaje, y docentes como mediadores del saber.
Que interprete los cambios sociales, políticos y culturales, y genere estrategias que ayuden a los estudiantes a construir una mirada crítica de la sociedad.
Con una matriz comunitaria, donde se trabaje en equipo, compartiendo vida y oración, y nos entendamos como parte de una comunidad más grande.
Como un encuentro de voces que se escuchan, preguntan, dialogan y aportan.
Que resuelva conflictos desde la corrección fraterna y el perdón generoso.
Con una propuesta vocacional, donde los educadores encuentren sentido en su labor y la vivan como un ministerio.
Que acompañe a cada estudiante en la construcción de una identidad más humana, consciente de sus derechos y los de los demás.
Que reciba y forme a quienes deseen sumarse a su proyecto, para que cada uno sea "oferta de sentido y promesa de encuentro".
Con un proyecto inclusivo, que valore a cada persona en sus posibilidades, respete la diversidad y garantice oportunidades de aprendizaje para todos.
Con una experiencia creyente, donde vivamos, anunciemos y celebremos la alegría del Evangelio, encarnado en acciones solidarias hacia la comunidad.